Terminador

T

Era la segunda base lunar china, así que ya había cierta experiencia. Soporte vital, seguridad, mantenimiento del equipo, mantenimiento de su propio cuerpo, realización de experimentos científicos… protocolos. Cientos de ellos. Quizás era lo que más le costó del entrenamiento, pero tras los primeros días, estaba acostumbrado.

La primera base lunar se estableció en un cráter del polo sur. Era un lugar privilegiado, pues allí contaban con una reserva decente de agua de hielo de las zonas del cráter en oscuridad permanente, y una fuente prácticamente inagotable de energía solar de la zona más elevada del borde del mismo, irradiada por el sol casi las 708 horas del día.

Este relato está incluído en la colección Mundos fallidos: 21 relatos de ciencia ficción.

Mundos fallidos, de Roberto Conde

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