Superconductores

S

Vicente no llevaba la cuenta ya de la cantidad de juicios que había ganado defendiendo a superconductores de Edison, pero hoy algo era diferente. En una rolliza versión de sobremesa del pensador, se tapaba la boca con una mano y miraba al infinito. Tenía un modo arrítmico de rasguñarse la barba que ponía de los nervios a cualquiera y ni siquiera le servía para quitarse los suyos propios.


—Letrado, es la tercera vez que le llamo la atención. ¿Se encuentra bien? —preguntaron desde alguna parte arriba a su derecha.
Había acudido a juicios enfermo, muy enfermo, somnoliento e incluso con resaca —siempre por causas de fuerza mayor—, pero nunca había estado tan despistado como aquel día.
—Disculpa Antonio… Eh… Ruego disculpe mi lapsus, Su Señoría.

Este relato está incluído en la colección Mundos fallidos: 21 relatos de ciencia ficción.

Mundos fallidos, de Roberto Conde

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