No es que me moleste el sitio, en realidad el bullicio y el olor me traen gratos recuerdos de mi infancia. Pero es algo extraño que me cite en un BurguerFun. No es propio de una señora de su estatus y su edad. Probablemente no tenga ni diez años menos que yo. A ver… 97 años, no andaba mal encaminado. Voy a cargar la memoria de mi última reunión con ella. Listo. Parece que hubo algo de atracción sentimental por su parte y la aproveché para absorber sus ONGs de antiaumentistas neocorticales. Pobre señora. No quiso aceptar el futuro, y desde entonces estará viviendo en el pasado. Espero que no venga buscando mi arrepentimiento, o lo volverá a pasar mal. No sé si debería haber accedido a la cita. Pero mi nieta insistió en que debía hacerlo o me arrepentiría. Conociéndola, aún sigue buscándome esposa.
Este relato está incluído en la colección Mundos fallidos: 21 relatos de ciencia ficción.